top of page
icono web 2_edited.jpg

La Calle

CARLOS CARDENAS J.
Presidente Consejo Directivo
RTM Colombia

Entre tanto escucho el relato, Dios trae a mi mente la cita bíblica de Juan 16:33 “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”...

En estos últimos días he tenido la oportunidad de conocer de cerca una comunidad o barrio de Bogotá D. C., Colombia, donde se combinan todas las problemáticas que pudiéramos pensar que existan en una sociedad.  La drogadicción, el alcoholismo y la prostitución, entre otros males que aquejan a nuestra sociedad, son el día a día.  Lo triste es que los hemos naturalizado al punto de convertirlos en parte del paisaje.

 

Las adicciones son asimiladas con problemáticas relacionadas con la salud mental; pueden conducir a las personas a realizar actividades que generan consecuencias negativas tanto para sí mismo como para la familia y el entorno cercano.

 

Es preocupante el crecimiento sistemático de este tipo de adicciones. Estudios y estadísticas muestran que el consumo de alcohol y drogas ilícitas afectan a la mayor parte de la población, entre ellos niños de los 7 a los 10 años, causando ansiedad, depresión, esquizofrenia y pensamientos de muerte o suicidio.

 

En un importante diario colombiano, el pasado 6 de marzo leíamos que la Secretaría de Educación de Bogotá emitió una alerta tras un preocupante aumento en el consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de 6 a 11 años, incremento de los años 2021 al 2023, justo después de la pandemia.

 

Con el temor propio de nuestra naturaleza humana, me propuse compartir una taza de café con Vicente, nombre del protagonista de mi historia.  No niego que al comienzo fue intimidante, su aspecto físico, mirada ruda, desconfianza hacia el otro, y la mala práctica de prejuzgar, hizo difícil comenzar una conversación para brindar algo de confianza.

 

Después de romper un silencio eterno, Vicente me cuenta su realidad, la cual describo en pocas palabras: Nació en un hogar disfuncional, con violencia física y verbal, infidelidad de parte del padre. Vicente dice no recodar haber tenido una comunicación franca, sincera y mucho menos recordar un “te quiero” o un abrazo familiar cuando más lo necesitaba.

 

El corazón de mi invitado a la taza de café se quebró, pude ver lágrimas que bajaban por sus mejillas, a pesar del duro corazón y lo recio que se mostraba.

 

Después de este corto momento, continúa su relato y reconoce el punto de inicio cuando, con sólo 10 años y a causa del consumo, se aleja de casa y vive en las frías calles de esta ciudad, rodeado por amistades negativas, que algunos de ellos murieron en medio de su adicción y otros están en la cárcel o desaparecidos.

 

Entre tanto escucho el relato, Dios trae a mi mente la cita bíblica de Juan 16:33 “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”

 

Puede ser difícil comprender y dimensionar la realidad en la que se encuentra inmerso mi invitado; si buscamos definir el término “Aflicción” encontramos que es un sentimiento de amargura, tristeza, adversidad, angustia, calamidad, dolor, miseria, padecimiento, quebrantamiento, sufrimiento, tribulación y pesar. Tantos significados tristes para una sola palabra.

 

Vicente acaba de tomar el café y sin decir nada, se levanta dirigiéndose nuevamente hacia su compleja realidad. No podemos ser indiferentes ante la situación que otros viven. Recordemos que, antes de juzgar o señalar la realidad de otros, tenemos que llevar a cabo una gran comisión: Predicar las buenas noticias del Evangelio a todo aquel que lo necesita. Si a usted y a mí Dios nos dio una segunda oportunidad, estoy seguro de que, a Vicente y a muchos como él, también se las dará en el momento que tengan un encuentro personal con Jesús.

bottom of page